1. Y allí, entre la confusión que aumentaba por momentos, persistí en mi persecución del desconocido. Pero, como de costumbre, el andaba de un lado para otro, y durante todo el día no salió del torbellino de aquella calle. Y cuando las sobras de la segunda noche iban llegando, me sentí mortalmente cansado, y deteniéndome bien de frente al errabundo, lo miré con decisión a la cara. No reparó en mí, y reanudó su solemne paseo, en tanto que yo, dejando de seguirlo, permanecí absorto en aquella contemplación.
-Este viejo –dije por fin- es el tipo y el genio del crimen profundo. Se niega a estar solo.
(Edgar Allan Poe. El hombre de la multitud)
2. El hombre que se ha tomado miedo a sí mismo cuando está solo –un miedo vago a su propia compañía, su personalidad, su disposición, su carácter, su presencia, su destino; y por lo tanto se sumerge en la sociedad, el ruido, el bullicio, el sentido de la diversión, la distracción y la protección relacionada con la presencia de los otros.
(Henry James. Cuadernos de notas)
-Este viejo –dije por fin- es el tipo y el genio del crimen profundo. Se niega a estar solo.
(Edgar Allan Poe. El hombre de la multitud)
2. El hombre que se ha tomado miedo a sí mismo cuando está solo –un miedo vago a su propia compañía, su personalidad, su disposición, su carácter, su presencia, su destino; y por lo tanto se sumerge en la sociedad, el ruido, el bullicio, el sentido de la diversión, la distracción y la protección relacionada con la presencia de los otros.
(Henry James. Cuadernos de notas)
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