'El 28 de marzo de 1941 Virginia Woolf se llenó los bolsillos de piedras y se metió en el río Ouse. Su marido, Leonard Woolf, era obsesivamente puntilloso y había llevado un diario durante toda su vida adulta en el que apuntaba los menús cotidianos y las millas recorridas en coche. Aparentemente, nada cambió el día que su mujer se suicidó: anotó las millas recorridas por su coche. Pero ese día el papel quedó oscurecido por un borrón, escribe su biógrafa, Victoria Glendinning, "una mancha de un marrón amarillento que luego se frotó o secó. Podría ser té o café o lágrimas. Es la única mancha en todos los años de limpias anotaciones en el diario".'
(James Wood. Los mecanismos de la ficción)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me parece un homenaje más bien parco para una pérdida así. O británico.
ResponderEliminarFlema británica, sin duda
ResponderEliminarPero tratándose de la única mancha en un diario tan escrupuloso es una mancha enorme, ¿no?
ResponderEliminarUn saludo
Esa mancha dice mas que miles de palabras. Me ha impresionado el saberlo. Saludos
ResponderEliminarBueno, ya está bien de molicie, ¿No?
ResponderEliminar